domingo, 11 de diciembre de 2011

TRES MAGREBÍES ATRACAN A PUNTA DE PISTOLA LA ITV DE ALCANTARILLA (MURCIA)

La investigación apunta a un grupo «profesional» que se hizo con la caja de caudales y 6.000 euros de botín

11.12.11 - 01:24 -
«Me dijeron que me iban a dar un tiro en la cabeza si no les daba la combinación de la caja fuerte». Durante sesenta interminables minutos, un mecánico de la Inspección Técnica de Vehículos de Alcantarilla permaneció de rodillas, aguantando insultos, amenazas de muerte y dos escopetas de cartuchos sobre su cabeza, mientras tres hombres robaban la recaudación del turno de tarde de la ITV: entre 4.500 euros y 6.000 euros en metálico, además de la caja de caudales.
Los hechos se produjeron pasadas las 21.30 horas del viernes, cuando este mecánico estaba a punto de cerrar las instalaciones y disfrutar del fin de semana.
La Policía Nacional ha abierto una investigación y, según los primeros indicios, podría tratarse de «profesionales» ya que no aparcaron su vehículo en las inmediaciones de la ITV, lucían pasamontañas, guantes y un arsenal de dos escopetas -una de repetición- además de una pistola semiautomática. A lo que se suma que tenían controlada la ITV, ya que esperaron en la zona al menos una hora antes de perpetrar el golpe, esperando al cierre para evitar la presencia de usuarios: «Estaba solo en la nave e iba a cerrar la puerta principal, y de repente llegaron tres hombres corriendo y gritando que esto era un atraco», recuerda el trabajador.
Al no obtener el número de la caja fuerte, optaron por abrirla por la fuerza, reventándola con un pico, relata el rehén. Antes de darse a la fuga, «arrancaron el equipo de cámaras y se llevaron el disco duro. Me dijeron que me esperase diez minutos para llamar a la policía, pero yo me fui pitando a comisaría».
Ayer, un equipo de la Policía Judicial visitó las instalaciones para tomar huellas y recabar pistas a pesar de que los tres asaltantes se afanaron en borrar cualquier rastro «rociando con extintores la oficina». Se cree que podría tratarse de argelinos o marroquíes porque según el trabajador «hablaban árabe entre ellos», y que un cuarto miembro del grupo vigilaba la zona durante el asalto.