Es importante no perder la perspectiva. Lo que los españoles hemos votado es a quiénes entregamos la gestión del dinero de nuestros impuestos, para que la lleve a cabo según su criterio o ideología. La llave de la sanidad, la educación, los servicios sociales con sus políticas sociales naturalmente, el agua, el transporte público, las televisiones autonómicas y las concesiones a las TDT, la adjudicación de obra y obras a determinadas empresas, la venta de lo que sea menester, la promoción de la cultura, la publicidad institucional o esa apenas conocida adjudicación de dinero público para subvenciones. Los mandos de las tuneladoras, naturalmente. Por ejemplo.
Cuando Rajoy dice, emocionado, convencido y orgulloso, que “El PP ha cosechado el mayor triunfo de su historia” en unos comicios locales, me preocupa. Me preocupa muchas veces Rajoy, para que voy a negarlo. ¿Haciendo qué ha obtenido el PP ese innegable y clamoroso triunfo? ¿Leña del árbol caído? ¿Es capaz alguien de recordar algo más? Seamos precisos: ha perdido el PSOE, justa y… clamorosamente.
Hoy España es más azul que casi nunca. Democráticamente, por supuesto, al menos en esta democracia secuestrada por “los mercados” y sus colaboradores varios. El imputado Camps, como tantos otros imputados, revalidada su mayoría absoluta. Las listas con imputados de Aguirre en Madrid y diversos municipios, también. La Murcia que ha visto caer en un terremoto de escasa intensidad algunas de sus casas podridas por la especulación inmobiliaria, más de lo mismo. Baleares olvida la era Matas que edificó aquel palacete para su uso y propiedad privados con angelotes meones y todo. Alicante premia el trapicheo –hoy encausado- de las basuras del caso Brugal. Castilla-La Mancha regala un sueldo más a ese ejemplo de trabajo, prudencia, coherencia y agudo discurso que es Dolores Cospedal. Barcelona se va al azul barretina de los chicos de CIU para privatizar hasta las aceras, cuando tiene en la calle a miles de personas ya protestando por los recortes en Sanidad de la Generalitat convergente. Y allí mismo, en Cataluña, obtiene cargos un partido ultraderechista y xenófobo e incrementa sus votos el similar PP catalán dirigido por el “embotoxado” rostro de Alicia Sánchez-Camacho.Casi un millón de votos nulos y blancos, que se situarían como la cuarta fuerza más votada de computarse. Once millones de abstencionistas. Izquierda Unida sube 200.000 votos en toda España en una oportunidad única de triunfo arrasador… y no parece que se lo esté haciendo mirar. Ni Tomás Gómez en Madrid con una derrota histórica que atribuye a que “algo hemos hecho mal los socialistas”, sin mentar la primera persona del singular. Y para completar el pastel, sube como la espuma el “Partido de Rosa Díez” –así se conoce a UPyD- subproducto político del populismo y el rencor. Estamos aviados.Y lo estamos doblemente. Zapatero acudió a su comparecencia ante los españoles para reconocer la derrota, en su coche oficial, en el que va sentado a su lado el consejero de Telefónica, Javier de Paz. Ya ni disimular.
Y dice que se queda y ¿para qué se queda? “Para completar el proceso de reformas”. Es decir, para seguir haciendo el trabajo al PP, dejar expedito su camino, y arrasar en tierra quemada el de su sucesor en el PSOE. Mientras –que es lo importante- ajusta un poco más el nudo gordiano sobre el cuello de la sociedad en general.
No perdamos la perspectiva, ésta es la misma “clase política” que los españoles sitúan como tercer problema del país, solo por debajo de los lacerantes problemas económicos. Nada ha cambiado. No mucho. No os dejéis deslumbrar por las grandes portadas de un día -o todo lo que lo quieran estirar- que piden el cambio, ni por la euforia del PP. ¿Qué cambio? ¿Rajoy, Arenas, Aguirre, Camps, Rudi y demás… son “el cambio”? Solo falta Fraga. Seguimos sin tener “pan para tanto chorizo” diseminado por el país, ni políticos que se lo merienden y defequen.
¿Arreglará no sé qué crisis ya (nos asolan muchas) un partido neoliberal-pata negra? Hace falta ser incautos. O inconscientes. O sabe dios qué. ¿Desinformados?
Una marea azul -tan uniforme- gritaba en la calle Génova que “esto sí es democracia”, cargada de temible odio en sus voces, por cierto.
Otra marea ciudadana se asienta en decenas de plazas de España. Dicen que “no van a comentar lo resultados electorales porque tienen otras prioridades”. Y es cierto que hay más lucidez, interés y realidad en cualquiera de estos corrillos para discutir lo que nos interesa que en ningún debate que nos retransmiten del Parlamento. Igual a puerta cerrada sí ponen los codos sobre la mesa. ¿Sí? Pero no olvidemos que corre la Historia demasiado de prisa, apenas nos queda tiempo para Reaccionar. Y el caprichoso criterio de los medios puede dar ya por amortizado el movimiento.
Probablemente el PP se quemará bastante en su poder omnímodo (ayuntamientos, comunidades, en la UE neoliberal que decreta los “ajustes” donde es mayoría ya) porque además no presta oídos a la realidad. Esperemos que alguien en el PSOE lo haga y además aparte del poder a ese insensato que se propone “culminar el proceso de… mermas”.
Entretanto, la tarea más urgente, muy urgente, es inyectar en vena en este país educación e información. Educación lo primero para saber que sin información uno es poco más que un vegetal. Una vez educados e informados –como se ve están los ciudadanos de los “soles” esparcidos por las plazas de España- que voten lo que quieran. El voto nos afecta a todos. Pero, por favor ¡Dejen de mirarse el ombligo!