Cobran 900 euros de media, aunque
muchos consiguen casi doblarlos a base de horas extras. Los sindicatos acusan a
los empresarios de aprovechar la crisis para tratar de hacerles tragar con una
subida cero en 2009 y del 0,70 por ciento en los tres años siguientes. La
patronal, por su parte, acusa a las centrales de
ignorar la realidad al pedir un 30 por ciento de subida en el mismo periodo. CC
OO, UGT y USO, unidos, no descartan llegar a una huelga que pararía importantes
sectores del país. Según datos de Aproser, que agrupa a las empresas más
importantes del sector, el 15 por ciento de los vigilantes trabajan en
organismos públicos y otro 18 por ciento guarda aeropuertos, trenes y metro.
¿Podrían funcionar sin ellos? Sólo en Barajas hay cientos de vigilantes
privados. ¿Abrirían los centros comerciales, que emplean al 15 por ciento de
las plantillas del sector? ¿O los bancos, en los que trabajan el 16 por ciento?
“No descartamos la huelga, pero queremos que sea la última medida”, coinciden
en afirmar a interviú Elena Asensio, de UGT; Javier Torrejón, de CC OO; y
Emiliano Jiménez, de USO. Antes, tratarán de obligar a negociar a la patronal
con movilizaciones que, eso sí, anuncian “más duras” que las convocadas hasta
ahora. El martes 21 está previsto concretar el calendario de protestas, en el
que, como primer impacto, contemplan parar los vehículos blindados, que cada
día transportan miles de millones de euros entre bancos, comercios y organismos
públicos. La otra gran reclamación sindical son las horas extras: hasta ahora
se pagaban a siete euros a todos por igual, pero el Supremo acaba de declarar
ilegal esa cuantía lineal y ha establecido que la hora extra debe pagarse según
la categoría del empleado y sus pluses –nocturnidad, antigüedad…–. Total: hay
vigilantes a los que sus empresas deben hasta 11.000 euros, por horas extras de
los cuatro años de vigencia del convenio, hasta diciembre pasado. Aproser
esgrime la crisis para justificar su negativa a subir sueldos. En 2007 facturó
más de 3.500 millones de euros, pero “el último semestre de 2008 fue muy
preocupante, y el último trimestre, desastroso, como el primero de 2009”, dicen
fuentes patronales. Además, sostiene que la “inasumible” petición salarial de
los sindicatos se produce justo cuando los trabajadores van a tener los ingresos
extras –y las empresas, los gastos imprevistos– de aplicar la sentencia del
Supremo. “Hasta ahora no hemos despedido a nadie –dicen esas fuentes–, y
nuestra prioridad es mantener los puestos de trabajo. Pero las exigencias de
los sindicatos lo harían imposible”.
Reportaje por: Juan Mayoral