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ENTREVISTA: Empresas & Sectores Santiago Galaz Presidente de Securitas en Norteamérica.
"En EEUU hay que saber usar la libertad"
CRISTINA DELGADO 08/02/2009
Santiago Galaz lleva más de 25 años en el sector de la seguridad. Cuando empezó, aprendió mucho de los estadounidenses que venían a dar lecciones a España. Ahora es él quien enseña en tierras americanas. Este madrileño de 49 años es presidente de la división de la compañía sueca Securitas en EE UU desde 2003 y tiene 100.000 empleados a su cargo. Se define como "fontanero" de la empresa, un líder en la sombra al que no le gustan los focos. Cuando llegó a su puesto en Norteamérica, la compañía acababa de comprar a casi todos sus competidores. Su prioridad era integrarlas y crear un único Securitas, centrado sólo en los vigilantes de seguridad. Ahora, una vez se han deshecho de las filiales de alarmas o de transporte de dinero, Galaz lucha por la superespecialización: guardas entrenados para hospitales, plantas nucleares, proyectos top secret y hasta decorados de cine.
Pregunta. ¿No es arriesgado reducir su campo de acción sólo a los guardas de seguridad?
Respuesta. Cuando te especializas puedes conseguir mayor profesionalidad. Hay empresas de servicios que venden al cliente todo lo que puedan: seguridad, limpieza... Nosotros decidimos lo contrario: queremos concentrarnos y hacerlo mejor que los generalistas, sólo en un área.
P. Es decir, que ya no ponen alarmas ni rellenan cajeros...
R. A veces ofrecemos soluciones de seguridad que incluyen tecnologías. Lo que hacemos es diseñar el servicio, poner a los vigilantes y buscar a otros que proporcione el resto. Pero no tenemos compromisos con nadie.
P. ¿Y no sienten debilidad por antiguos hermanos, como Securitas Direct o Loomis?
R. Tenemos buena relación. Somos amigos. Pero ahora sólo somos empresas diferentes que, a veces, realizan contratos de colaboración. Pero en ciertos países elegimos a sus competidores si allí son mejores.
P. Usted ha dirigido la división europea y ahora controla la norteamericana. ¿Cuál tiene más peso?
R. Nuestro negocio se reparte casi a partes iguales entre Europa y América. Cuando el dólar baja, el negocio de Europa sube al 60%. Si sube, al revés. Por ejemplo, los resultados del último trimestre estarán a mi favor por la mayor fortaleza del dolar.
P. Su objetivo es la especialización de los vigilantes. ¿Tan complicado es el oficio?
R. No es lo mismo el vigilante que trabaja en un museo y está en contacto con la gente que quien está en una planta nuclear o por la noche. Necesitas perfiles más sociales en unos sitios y más rudos en otros.
P. Con la crisis ha aumentado la venta de alarmas. ¿Pasa lo mismo con los vigilantes?
R. La seguridad es menos cíclica que otros sectores. Cuando los tiempos son buenos, subimos menos, y cuando son malos, notamos menos la caída. Y el componente de la criminalidad [que, según varios estudios, crece con las dificultades económicas] es un factor que afecta a nuestra marcha. Es cierto que en medio de más tensión en las empresas puede hacer que hagamos más falta. Pero también es importante, por ejemplo, la caída de apertura de nuevos comercios... Unas cosas se compensan con otras. El sector no va a crecer fuertemente porque haya crisis. Creo que, simplemente, va a mantenerse.
P. ¿Y sus cuentas?
R. No puedo hablar de números. Securitas cotiza en Bolsa y somos muy cuidadosos. Sólo puedo decir que, de momento, hemos visto una pequeña reducción de las ventas, pero nada dramático.
P. ¿Cómo piensa hacer crecer la división de Norteamérica?
R. Yo trabajo con ideas sencillas: crecer el 4%. Y el dinero que produce cada vigilante debe incrementarse una décima. El nivel de eficiencia, dos décimas... Ecuaciones sencillas para conseguir un crecimiento continuado. En los años buenos, a veces, te sales. En los malos debes, al menos, cumplir. El tercer trimestre crecí el 4%, luego no puedo quejarme.
P. Pero su buena marcha está vinculada a la de sus clientes...
R. Merry Lynch es cliente mío. Washington Mutual es cliente mío... y claro que sufro con ellos. Si Intel reduce plantas me afectará a la larga. Pero al mismo tiempo puedo abrir otros mercados.
P. ¿Queda algo que explotar?
R. En EE UU hay más de un millón de vigilantes. Casi la mitad es aún plantilla de las compañías donde trabaja. Es algo que en España ya no pasa. Pero allí muchos sectores hasta ahora no se han fiado de las subcontratas. Hospitales y universidades, por ejemplo, tienen a casi toda la seguridad de la casa. Mi objetivo es conseguir que eso cambie. Si el mercado no crece, que al menos lo haga mi trozo de tarta.
P. Tenéis una división que trabaja con el Gobierno de EE UU.
R. En realidad cubrimos empresas que trabajan con información privilegiada para el Gobierno. Misiles, aviones... contratas de asuntos top secret. Un negocio estable, y en crisis viene bien.
P. ¿Cree que las cosas cambiarán con el nuevo presidente?
R. Barack Obama hará reformas laborales y es más sensible a dejar trabajar a los sindicatos. Supone cambios, porque hay muchas empresas que ven a los sindicatos como el diablo... pero nosotros estamos preparados. Estamos acostumbrados, ya que tenemos experiencia en Europa.
P. ¿Temen que les pidan mejoras en su sector?
R. Lo cierto es que hay que pagar más a los vigilantes. Aunque hay sectores como el nuclear donde los vigilantes pueden cobrar 35 dólares la hora, la media salarial es de 12. A medio plazo hay que intentar que todos ganen más para elevar el nivel de la industria y captar a mejor gente.
P. También se critica la poca formación de su sector...
R. España exige más horas de formación obligatoria para ser vigilante que otro lugar del mundo. Cerca de 180 horas, frente a las 40 de California. Lo que pasa es que aquí la formación es la misma para todos. Quizá habría que dar menos horas, pero más específica, como en EE UU, donde, tras obtener el permiso, las empresas continúan formando.
P. ¿Pero eso no supone dejar demasiada responsabilidad en manos de la empresa?
R. En España ponemos leyes y más leyes. En EE UU no hay tantas normas, pero piden más responsabilidades. Allí las empresas formamos bien al personal, porque si el empleado lo hace mal, nos perseguirán los abogados y nos lo harán pagar con nuestros activos. Así nadie se relaja. Hay más libertad, pero hay que tener cuidado sobre cómo usarla.
P. En España, el debate gira ahora en torno a los porteros de discotecas. ¿Cree que con vigilantes habría menos problemas?
R. Hay servicios que nosotros no aceptaríamos. Somos una empresa cotizada en Bolsa, con un código ético interno, con mucha responsabilidad. A veces decimos que no a algunos clientes, porque no nos compensa. Hay otros que hacen lo que les pidan porque no tienen nada que perder. En ese caso, el dueño del local y el que ha dado instrucciones también deberían ser responsables. Si una cosa así [la muerte de un joven a manos de porteros] pasase en Estados Unidos, el dueño del local probablemente iría a la cárcel.
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